1816 ha pasado a los anales de Europa como el año sin verano, debido a que en la otra punta del mundo, en Indonesia, estalló el volcán Tambora.
Los efectos: un estío con un tiempo de perros y lluvias abundantes. Los que entonces veraneaban lo resolvieron como pudieron. Un grupo de amigos reunidos en una villa de Suiza, mataron el hastío inventando historias de miedo.
De aquel reto intelectual nacieron “Frankenstein” de Mary Shelley y “El vampiro” de John Polidori.
Sumbawa es una isla indonesia que mide 280 kilómetros de punta a punta. Al norte está el volcán Tambora. Entre el 10 y el 11 de abril de 1815, la caldera explotó con una virulencia espantosa. Antes del episodio, la montaña se levantaba 4330 metros sobre el mar; después, 2850. En 24 horas se generó una nube de cenizas que tapó el sol dos días y que se expandió por medio millón de kilómetros a la redonda* (sic).
* A menos que se refiera a km2, entiendo que es una errata. La luna está a menos de medio millón de kilómetros.
Hubo tsumanis (hoy curiosamente la isla es el paraíso de los surferos por sus olas), fallecieron decenas de miles de personas y se arruinaron las cosechas; en la isla y en otra cercana se registraron miles de fallecimientos por hambre. Las puestas y salidas de sol adquirieron tonalidades purpúreas.
Estos efectos se prolongaron hasta 1816, y se lo conoció el año sin verano por las bajas temperaturas y las constantes precipitaciones. Para los europeos el clima no era el problema principal, sino cómo oraganizarse tras la guerras napoleónicas. Pero a los que veraneaban se les estropeó la fiesta.
Por ejemplo, a los inquilinos de Villa Deodati, en Ginebra.
Imagen sacada de el verano de 1816
En junio coincidieron allí el poeta Lord Byron y su amante Claire Clairmont;
el también poeta Percy Bysshe Shelley y su esposa Mary*;
*(más conocida por el apellido de su marido; la verdadera Mary Wollstonecraft fue su madre: escritora y una de las inciadoras del pensamiento feminista y del movimiento sufragista).
y el médico personal del noble, John Polidori.
La noche de día 16 estaban en el caserón sin poder poner un pie fuera porque estaba cayendo una lluvia torrencial. Y a Byron se le ocurrió una forma de matar el tiempo que estaba alterado por un volcán indonesio: les leyó historias alemanas de fantasmas. Luego, propuso a sus compañeros escribir la narración más terrorífica posible.
La cosecha fue fructífera. De aquella noche cercenada por la tormenta nacieron criaturas que trascendido al tiempo. Mary, que ha pasado a los libros de literatura con el apellido de su marido, Shelley, inventó a Frankenstein; el engendro devuelto a la vida.
Y Polidori dio vida a un relato que se llamó El Vampiro. Por cierto, Polidori y Byron no se tragaban y el noble le menospreciaba. Tuvo mal final, casi tanto como el protagonista de su cuento: se suicidó ingiriendo ácido prúsico. Fue un hombre desgraciado, al que tanto Byron como Mary Shelly llamaban “el pobrecito Polidori”.
1816 fue el año sin verano y el mal tiempo hizo agudizar el ingenio. El pintor Turner lo reflejó en algunas de sus obras, y el mismo Byron le didicó un poema a tan extraña climatología:
Tuve un sueño que no fue un sueño
El sol se había extinguido y las estrellas
vagaban a oscuras en el espacio eterno
Sin luz y sin rumbo, la helada tierra
oscilaba ciega y negra en el cielo sin luna
Llegó el alba y se fue
Y llegó de nuevo, sin traer el día
Y el hombre olvidó sus pasiones
en el abismo de la desolación
Con semenjante tiempo, no es extraño que los hijos de aquel verano marcado por un volcán indonesio fueran “Frankenstein” y “El Vampiro”.
* La historia fue fantásticamente adaptada al cine el la película Remando al viento, de Gonzalo Suárez, en 1998.
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• Santiago Tarín. Volcanes y monstruos. La Vanguardia, martes, 27 de abril de 2010.
Como me ha interesado el tema, reproduzco aquí el artículo y le he añadido enlaces de referencia a modo de bibliografía para complementarlo, alguna nota al pie para aclarar o aumentar la información y enlaces a los textos citados.
Por desgracia, no es habitual en los diarios digitales incluir enlaces enriquecedores.
• Frankenstein en el Proyecto Gutemberg
• Mary Shelley's Frankenstein. Incluye el texto anotado.
• El vampiro de John Polidori. Incluye texto.
• El vampiro, de Polidori, en experimento lovecraft
1 comentario:
Es magnífica esta entrada, en donde narras sabrosamente los entretelones de obras clásicas
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